Palabras del delegado Zero con el pueblo mayo-yoreme. Sonora, Octubre de 2006.
Y en ese lugar, en esos momentos, esos mismos pocos que tenían la palabra hablaban de una sola forma. La forma era muy particular y específica y decía cosas como: “ganancia, utilitarismo, eficiencia-eficacia, desafíos a futuro, dinero, más dinero, lo nuestro es mío”. Y mucho se repitió esta forma de hablar y de escribir y ya todo fue natural y así se fue decreciendo.
Sucedía que aquellos que se habían apoderado de la palabra también eran dueños de las cosas que habitaban el mundo. Entonces ellos hablaban de “gobiernos”, de “empresas”, de “privado” y –entre tanto- también decían “democracia y elecciones”. Y era un juego muy extraño porque decían respetar leyes que ellos mismo escribían. Por eso fue posible que, durante muchos años, ellos se mantuvieran en los mismos lugares realizando las mismas actividades y muchas veces ninguna actividad.
Los que tenían la palabra, entonces, también tenían a los gobiernos y a las empresas y a los estados y… tenían tierras y máquinas. Todo tenían estas gentes menos aquello que deja existir a los hombres y mujeres y animales. Todo tenían menos los espíritus y el trabajo.
Sucedió un día que los dueños de todo decidieron que querían ser dueños de los espíritus y el trabajo; y fue así que las mujeres, los hombres, los animales, los vegetales y minerales, el cielo y la tierra se revelaron contra estos dueños. Y de esta manera los espíritus comenzaron a hablarse entre sí -cosa que no habían hecho hacía mucho tiempo- y empezaron a reconstruir su historia. Mientras todo se movía, los espíritus se reunían y se decían cómo era que había que volver a los orígenes y cómo los pueblos y los hermanos se estaban juntando en sus espacios comunes. Y fue así que los dueños de todo comenzaron a no comprender por qué era que no podían comprar los espíritus de las cosas ni tampoco el trabajo y empezaron a ponerse flacos y tristes y se sintieron solos.
Los espíritus se visitaban cada vez con más frecuencia. Y, de tanto visitarse, se hicieron una sola cosa. Siguieron mirándose y todo empezó a parecerse más a mirarse en un espejo. Todos los espíritus fueron formando las bases de la organización social teniendo en cuenta la palabra de los ancianos y los idos; y así fue naciendo el mundo nuevo que sopla desde abajo y construye desde abajo y vive en el lugar que está abajo.
Después de un tiempo, los espíritus de los dueños de las cosas despertaron. Mucho lloraron esos espíritus. Mucho se vieron y mucho más se auto-castigaron por haber sido asesinos y acaparadores. Cuando todo este proceso finalizó, los espíritus todos formaron un amplio Concilio que es el que organiza las voluntades del universo.
POR: Marcelo F.
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