Pan y circo

Voy por la ciudad, es época electoral y la consecuencia es que hacia donde miro están los carteles de toda esa escoria dirigencial llamada políticos. Todos felices en sus afiches, con sus sonrisas, me miran fijamente, me interpelan. De repente veo algunos afiches con narices de payasos, pintadas con algún marcador o algo por el estilo, algún subversivo debe haber sido (eso me imagino que diría un candidato). Me da gracia. Sigo y veo otros afiches con la misma nariz, también me da gracia. De repente puedo entender el mensaje: los políticos son payasos, a la gente le gustan los payasos, porque los payasos te hacen reír y la gente quiere esta feliz, y por eso los votan. Ahora me quedo más tranquilo porque puedo entender para qué sirven las elecciones: para que los políticos y la mayoría de la gente, con sus narices de payasos, sean felices en está sociedad circense. Claro que después de las elecciones los políticos son los domadores, los trabajadores los leones (domados, por supuesto) y los patrones son los que se ríen de las pirueta que hacen los felinos.